recompensar o reforzar al niño músico

¿CÓMO DEBEMOS RECOMPENSAR O REFORZAR AL NIÑO MÚSICO?

El refuerzo ayuda a nuestro hijo a crear las conexiones neuronales para su desarrollo. Pero no siempre los refuerzos escogidos son los correctos. Incluso pueden ser contraproducente elegir el refuerzo incorrecto. Podemos dividirlos en Refuerzo Material y Refuerzo Emocional. Debemos saber cuando utilizar uno u otro en función de lo que tratamos de enseñar a nuestro hijo o alumno.

Cuando recompenses a tu hijo o alumno debes hacerlo de una forma proporcionada. Para el cerebro del niño no tiene ningún sentido que se le premie con un juguete si es capaz de darle resina al arco, o guardar su instrumento en el estuche. Sabemos que las recompensas más eficaces son aquellas que están en sintonía con su conducta. Es decir, como recoge rápidamente su violín y lo guarda en el estuche tendremos tiempo para leer un cuento o jugar en el parque, o pintar con él.
El tipo de refuerzos o recompensas que elegimos son muy importantes, ya que de ellas va a depender el desarrollo de nuestro pequeño y los valores que le queramos transmitir. Aunque a simple vista parezca que el refuerzo material es más efectivo, realmente no es tan gratificante. Por dos razones: la primera, porque el cerebro asocia mejor los grupos de neuronas que están más próximos, es decir, asocia mejor una conducta adecuada socialmente, por ejemplo, estudiar su instrumento, con una actividad social, como por ejemplo, reunir después a todos los miembros de la casa y escucharlo a modo de concierto. Aprenderá a sentirse valorado, a que a sus papás y hermanos les gusta lo que hace. Este hecho provocará en el niño una reacción emocional distinta a la de conseguir un juguete, por lo tanto el refuerzo emocional es más fuerte que el material.
¿Pero qué sucede en el cerebro del niño cuando le obsequiamos con una recompensa material o una recompensa emocional ?. Bien En la recompensa material le estamos enseñando que cuando obedece y hace lo que se le pide, obtiene lo que quiere al final. Y desarrollará menos conexiones cerebrales (sinapsis) que si le obsequiamos con un refuerzo emocional, ya que al obedecer se sentirá satisfecho, y su cerebro segregará dopamina, lo que le hará sentirse feliz.
En ocasiones, tras las clases escucho a los padres o madres decir a sus pequeños que se han ganado un huevo de chocolate, o que van a comprar chucherías, gusanitos, patatas u otros dulces a modo de recompensa y refuerzo. Durante las clases ya están los refuerzos de los sellos. El mejor refuerzo sería decirle al niño que vamos a estudiar juntos la lección nueva que le han puesto hoy, porque ha hecho tan bien la otra que la profe (Helena) lo ha premiado con una nueva lección para que saque sonidos más bonitos cada vez y su instrumento suene mejor. Darle comida a nuestro hijo a modo de recompensa, provocará un efecto químico en su cerebro que resultará muy difícil competir con él. El azúcar de una chocolatina, o el crujido placentero que ofrecen al cerebro las patatas fritas al masticar, proporcionarán una dependencia con el tiempo, en el niño, que cada vez que quiera sentirse bien y ser feliz, acuda a la comida. Así que te recomiendo que evites la comida como refuerzo.
No le enseñes a tu pequeño que lo importante es tener cosas, enséñale valores. Cada vez que hace una buena acción por motu proprio, sonríe, o besa y acaricia a tu hijo. De esa manera le estarás enseñando la importancia del cariño y el amor. No utilices las recompensas a modo de intercambio. La recompensa no debe ser lo que le motive al niño, sino sentirse bien con lo que hace y cómo lo hace sin saber que va a tener una recompensa posterior. De esa forma generamos conductas positivas y reiterativas en él, que lo motiven de forma espontánea. De poco sirve que el niño estudie violín a cambio de decirle, que si estudia, lo llevaréis al parque de bolas. Hay que tener muy presente que los refuerzos deben obsequiarse después de que el niño haya hecho algo valioso o se haya esforzado. Sino estaremos enseñándole simplemente a cumplir con su deber. Cuando nuestro deber es enseñarle a nuestro hijo a que se sienta feliz por haber conseguido realizar algo que le suponía un esfuerzo. Por tanto la recompensa debe obsequiarse tras la buena acción. A como de sorpresa. A los niños les encantan las sorpresas. Pero tampoco le pongáis sobra aviso de una posible sorpresa, si estudia.
¿Cuáles son las recompensas más eficaces y las menos eficaces?
Recompensas Eficaces:
Estar al lado o cerca de nuestro hijo cuando estudia el instrumento, se siente escuchado, importante y querido por darle nuestro tiempo.Darle una responsabilidad, como ofrecer tras el estudio un pequeño concierto, o limpiar su violín o arco. Ayudar a fusionar su resina hecha añicos o llevarlo a tocar a la orquesta o cantar en el coro. Llevarlo a un concierto de música clásica.Darle un privilegio, como elegir una canción nueva. Elegir el estudio por el que quiera comenzar. Aplaudirle y decirle que lo ha hecho bien.Darle las gracias.Invitar a casa a un compañero de clase y estudiar juntos y después merendar o hacer una pequeña audición con las familias.
Recompensas Poco Eficaces:
Obsequiarle con juguetes, muñecos habitualmente.Darle chocolate y azúcar, patatas fritas habitualmente. Este hecho vamos a dejarlo como algo extraordinario, por ejemplo para los conciertos de final de curso.Aplaudirle por todo.
Todo en cantidad es malo, hay que saber racionar las recompensas. Tampoco podemos aplaudirle por todo, sino dejará de tener el efecto deseado. Conociendo los gustos del niño, los padres disponéis de las herramientas oportunas que sean más eficaces en una situación u otra, para el mejor desarrollo de vuestro pequeño. Podéis hacer una lista de sus gustos e ir obsequiándoselos dependiendo de cada situación. De esta forma evitaremos ser reiterativos y desproporcionados en los refuerzos. Las actividades musicales deben tener refuerzos musicales.


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