03 Nov ¿CÓMO MOTIVAMOS LA CONDUCTA DEL NIÑO MÚSICO DESDE LOS 14 MESES?
Decía Platón que jamás debemos desmotivar a nadie, por muy lento que sea su progreso. Todos nos movemos por motivaciones y esas motivaciones pueden ser de cualquier tipo; tanto a nivel físico, emocional o económico. La motivación de nuestro pequeño músico es aprender y desarrollarse; recibir amor y reconocimiento de su circulo social ( familia y amigos); y no sentirse frustrado o molesto.
Cuando el niño aprende a coger el violín y comienza a pasar el arco, se siente motivado por el deseo de aprender y desarrollarse. Cuando te dice las notas de carrerilla o te enseña como suena un ejercicio que ha estudiado, está buscando tu amor y reconocimiento. Cuando tu pequeño de dos años no quiera tocar y busque tu abrazo y protección para eludir la vergüenza, está evitando el malestar que ésta le ocasiona, por eso no debemos insistir, pues él pensará que no entendemos lo que le ocurre, y a esa edad no sabe explicarlo. Debemos ser pacientes e intentarlo unos minutos más tarde u otro día.
Una de las labores más importantes que un padre tiene, consiste en enseñar al niño a conseguir satisfacer sus motivaciones dentro de la cultura en la que vive. Porque cada casa y familia tiene unas normas diferentes. Hay tantas normas casi como padres, pero el niño siempre usa la misma parte del cerebro para absorber las normas de su entorno (casa, calle, colegio, escuela de música, etc.).
Para poder acomodar con éxito las reglas en su cerebro y permitir así que el niño consiga satisfacer sus motivaciones, tienen que darse dos condiciones:
La primera es que nos debemos asegurar que el niño reciba la recompensa adecuada cuando su conducta es adecuada. Aplaudirle cuando dice bien las notas del lenguaje musical o toca el violín. En las clases de 14 meses a 2 años, los pequeños son aplaudidos por sus compañeros y padres cuando lo hacen, mejor o peor. Y ellos nos regalan un saludo junto a su violín, inclinando la cabeza a modo de pequeña reverencia artística. Niños y padres consiguen satisfacer sus motivaciones. Consiguen el amor y reconocimiento de su círculo social.La segunda condición es que debemos marcar unas normas estableciendo unos límites y debemos llevarlos a cabo. El pequeño sabe que si solfea y toca el violín obtendrá el sello ansiado en su hoja de premios. En las clases llevan todos unas hojas dónde les coloco sellos a medida que van consiguiendo sus logros. Cada edad tiene sus normas y por tanto sus logros. Con esta hoja de sellos evitamos el premio inmediato y consigo motivarlos. Al principio les costaba aprender que tenían que esperar a conseguir más sellos para obtener su premio, pero en seguida aprendieron que la simple ovación, los aplausos, los abrazos y los besos eran suficiente compensación. Y esperan con ilusión su pequeño premio material, aunque en el camino han aprendido a esperar, y a no conseguir las cosas sin el esfuerzo relativo a su edad. Han aprendido a luchar por lo que quieren y tienen la seguridad de que hagan como lo hagan, siempre tendrán la recompensa deseada, porque lo han intentado.