
16 Nov ¿CUÁNDO DEBEMOS REFORZAR A NUESTRO PEQUEÑO MÚSICO?
Vuestro hijo encontrará satisfacciones simplemente con las cosas que vaya realizando él solo. Es decir, cuando vea que su arco pasa más derecho, que su sonido es más bonito cada día, o que su afinación está mejor, él solo sentirá esa satisfacción. No es necesario que recompensemos y festejemos cada cosa que haga, porque si lo hacemos, las palabras y herramientas que utilicemos para tal fin carecerán de valor.
Debemos recompensar cuando:
Se esfuerceSe concentreApreciemos un cambio positivo en su comportamientoRepare un error o un vicio que ha estado cometiendo en la posición del violín o del arco. Igualmente si se trata de su conducta frente al estudio.Quiera compartir su satisfacción.
El refuerzo con el que le obsequiemos puede ser inmediato o mediato. No siempre la recompensa está cercana, porque el esfuerzo o la meta a conseguir no se hace al momento. Otras si. Las que se consigan pronto hay que reforzarlas en seguida, ya que cuanto más cerca esté la recompensa de la conducta, más efectiva es ésta.
Si no se muestra reacio al estudio, nuestra recompensa es sonreírle y animar por esa buena conducta. Debe ser inmediata, no sirve de nada decirle tres días después, lo bien que lo hizo.
Cuando los refuerzos son mediatos, hay que plantearlos de otra forma durante el proceso, es decir debemos plantearlo en pequeñas y alcanzables metas. De la misma forma que en clase usamos las hojas de sellos que recompensan el estudio del lenguaje musical y el violín, podemos hacer otra para casa, dónde introduzcamos la conducta positiva y la predisposición ante el estudio.
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No debemos esperar a que la conducta sea la adecuada o perfecta. Debemos comenzar a recompensar al niño desde el momento que veamos un pequeño cambio de conducta, o un pequeño esfuerzo o avance; o un ligero cambio de actitud, incluso cuando no es lo deseado. Ya que no podemos esperar un cambio radical de un día para otro porque el estudio de un instrumento no sólo consiste en tener una memoria más intelectual, sino en una memoria muscular, y recordemos que es la última en aprender, pero también es la última en olvidar, de ahí que seamos muy firmes cuando en casa corrijamos, debemos ser muy constantes, porque quitar un vicio de posición o movimiento es más complicado que enseñarle algo nuevo.
En cuestión de actitud frente al estudio puede que su conducta no sea la deseada, pero si no ha protestado tanto como ayer, ya es un leve cambio que hay que recompensar de alguna forma y valorar. Debéis ser consientes de que el cambio es un nuevo camino por dónde ir, y ese camino hay que hacerlo, para lo que debe primero abandonar por el que está e ir caminando por un sendero sin construir aún. Probablemente vuelva a su camino inicial en ocasiones. Es más sencillo y además está hecho. Debemos ser constantes para que finalmente elija el camino correcto y al otro que la hierba lo invada por el abandono.