guía musical para bebés

GUÍA MUSICAL PARA BEBÉS

Los tres primeros años del niño son muy importantes en su vida, porque es el periodo creador de su persona. Son tres años en los que apenas recordamos conscientemente lo sucedido, pero que inconscientemente tienen una gran relevancia para su futuro. Por eso es vital que durante estos años proporcionemos al niño la máxima atención, nutriéndolo de cariño. Todo lo que le rodee debe ser de una calidad exquisita. Así como observamos cuidadosamente lo que ve, lo que come, o hacía dónde camina, debemos ser extremadamente cuidadosos con lo que escuchan ya que en ocasiones lo dejamos al azar, sin darnos cuenta que lo que escucha llega antes al cerebro por el oído, que la imagen que pueda ver. De hecho el oído se encuentra más cerca del cerebro que los ojos.

Espero que este blog ayude a tomar conciencia de la importancia de la música en los tres primeros años de vida, tanto la que se escuche como la que ellos toquen con el violín.
La educación musical del bebé debe tomarse muy en serio, ya que será vital en su desarrollo cultural, artístico y emocional.
“Educar con música es un acto de generosidad y ayuda, es prestar un servicio a cambio de formar grandes personas y en consecuencia grandes profesionales”.
Pero esta ayuda debe estar bien enfocada porque de lo contrario haremos justo lo contrario, es decir, que no sienta pasión por la música, incluso que odie el instrumento. Debemos elegir adecuadamente al profesional que eduque musicalmente a nuestro bebé, conseguir que se forme como un músico global. Independientemente de que en un futuro sea un profesional de la música o no. Si en su educación de base consta la música y le enseñamos a tocar un instrumento, estaremos formando personas más creativas, más sensibles y más inteligentes, ya que se activan partes del cerebro que en un niño que no estudia música y no toca ningún instrumento, no se activan. Por tanto estamos creando personas más inteligentes.
Pero, ¿cómo iniciar a nuestros hijos en la música y desde que edad comenzar con un instrumento?. Estas y otras cuestiones son las que iré respondiendo en este blog, basándome en los estudios, trabajos y experiencias de más de veinte años con niños de 14 meses a 3 años.
Para guiar musicalmente al niño, es conveniente conocer antes las etapas de su desarrollo, no sólo desde un punto de vista físico sino también mental. Este blog ayudará a conocer la vida psíquica tan intensa que tiene el niño desde que nace hasta los tres años de su vida, de ese modo será más sencillo guiarlos hacia una educación musical.
La vida musical del niño comienza antes de nacer, ya que a partir del cuarto y quinto mes de gestación comienzan a escuchar. Debemos ser conscientes de que el carácter del niño se constituye en función de las circunstancias y vivencias que vaya experimentando. Y precisamente la música la escuchamos en todos los ámbitos de nuestra vida, desde que nacemos hasta que nos morimos, desde que nos despertamos hasta que nos dormimos. en fiestas, en celebraciones, en nuestro día a día escuchamos música. Pero en estas edades tan tempranas no todo está perdido si la guía no ha sido la adecuada, ya que si el niño adquiere malos hábitos o rasgos de carácter durante este periodo, puede corregirlos fácilmente entre los 3 y 6 años.
Tras esas etapas, vendría un periodo importantísimo para su conciencia moral, pues es durante los 7 a los 12 años donde se desarrolla.
Pero volviendo a su primera etapa, los padres y formadores deben tomar conciencia de que el niño necesita una adaptación lenta, tranquila, armoniosa y llena de frases suaves y llenas de cariño. Eso le aportará seguridad, creando una autoestima férrea y saludable. De esta forma crearemos mentes libres y llenas de buenos valores. Dejando a un lado los cánones y prejuicios tan estipulados en nuestra sociedad. Que desde bien pequeños trata de guiarnos hacia el consumismo y dictarnos un comportamiento limitante, tanto en lo emocional como en lo que pensamos. En consecuencia si no paramos eso, estaremos creando individuos con grandes defectos y “taras” emocionales, en vez de crear personas de mente sanas. No tenemos un manual para conocer a nuestro hijo, porque el niño no viene preconcebido. Se forma cada día a través de las experiencias y mensajes que recibe de su entorno, por lo tanto no podemos tratar a a todos los niños igual. Intentar que entren todos en el mismo molde es ridículo y encuentro esa idea detestable, pues de esa forma solo conseguimos “castrados” emocionales. Sin pretender ser tremendista, pero me preocupa mucho el tipo de sociedad estipulada. Porque esos “castrados” emocionales pueden llegar un día a dirigir la empresa donde trabajamos, o lo que es peor, dirigir un país. Por lo tanto educar es una tarea difícil, ardua y debemos tratarla como una carrera de fondo, sin prisa y poniendo toda nuestra energía. al educar no solo estamos invirtiendo en un mejor futuro para nuestros hijos o nosotros mismos, sino en una sociedad más humana, libre y consciente.
Antes de comenzar a guiar a nuestro pequeño, hay que observarlo y conocerlo, reconocer sus características y darse cuenta que sus objetivos no son quizá los mismo que los de mamá o papá. Para valorar hay que conocer primero, ya que no se puede valorar lo que se desconoce.
Si el adulto no es consciente de esto, la lucha será agotadora, es cierto que salga victorioso, pero habrá frustrado a su pequeño, y ambos se sentirán lejanos e incomprendidos.
Esto mismo ocurre en definitiva en los conservatorios o bandas, el niño que desea tocar un instrumento y por no tener plaza le dan otro a cambio, como si la ilusión pudiese ser fácilmente transmutada. Por no hablar del niño que desea tocar un instrumento y no le dan ni siquiera esa opción. El niño comienza a tener un sentimiento de desvalorización personal, quizá de conformismo y de inferioridad. Poco a poco la confianza se va apagando. Pero el niño puede transformar ese contratiempo en un reto y hacerlo una constante en su vida. Siempre querrá hacerlo mejor que los demás, con el riesgo de convertirse en un adulto angustiado, sin empatía y poco generoso.
Debemos preguntarnos en que tesitura queremos educar a nuestro hijo, si en la del amor, la paciencia, el trabajo, la generosidad, la independencia o por el contrario el de la competitividad, el odio, la posesión y la incomprensión. Una educación musical saludable sólo cabe en la primera tesitura.
El adulto jamás debe prejuzgar a un niño ni a su talento. El talento te lo da Dios o la naturaleza y el adulto es el que debe guiar ese talento y el niño con su trabajo y esfuerzo conservarlo y potenciarlo.
Nuestro papel como educadores debe ser:
. Respetar, ayudar y comprender las necesidades del niño
. Facilitar el deseo de actuación del niño prestándole el servicio necesario para que pueda realizarlo por el mismo.
. Proporcionar tranquilidad y paciencia para que el niño aprenda a su ritmo.
. Ser sumamente cuidadosos con nuestras impresiones y valoraciones, pues para el niño somos su ejemplo.
. Transmitir al niño la importancia de quién Es y no de lo que Tiene.
“Nunca sabemos dónde nos encontraremos un pequeño Mozart”


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