
22 Oct LA MÚSICA Y LAS REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS, FÍSICAS Y PSÍQUICAS DE UN NIÑO
Hemos hecho hincapié en la necesidad de colaboración a nivel individual y colectiva para la sensibilización de un niño en su primera etapa infantil, sea la conveniente en su desarrollo saludable.
No podemos compartir con el bebé todos nuestros hábitos. Al igual que a un grupo de personas no se les ocurriría fumarse un porro delante de un bebé o un niño, y del mismo modo que han prohibido fumar cerca de un niño, deberíamos concienciarnos de que toda la música no es apta para ellos y no debemos compartir ciertos géneros musicales con nuestro hijo o alumno, por los siguientes motivos:
Contenido rítmico inadecuado: el ritmo en ocasiones es tan frenético que nuestro pequeño entrará en un estado de estrés innecesario. Lo que conlleva unas alteraciones cardiacas no propias y ciertos riesgos de su salud coronaria.Hipersensibilidad auditiva: la música tan alta puede provocar sordera. Su oído recién acaba de comenzar a escuchar en direct, es decir, durante los nueve meses que ha estado en el vientre, el niño vive en simbiosis con su madre y en un mundo acuático, y es precisamente el líquido amniótico y el cuerpo de su madre quién le ayuda a proteger ciertos sonidos, tamizándolos y filtrando todo aquello que es estridente. Pero desde que nace, el contacto es directo. Pasa de un mundo acuático a un mundo aéreo, donde la ondas sonoras llegan a su nuevo oído de una forma directa. Por lo tanto si los exponemos a sonidos altos o fuertes, las ondas sonoras que atraviesen su oído llegarán a su Órgano de Corti, que es el elemento sensitivo del oído interno, es decir, podemos considerarlo como el micrófono de nuestro cuerpo. Está situado en la membrana basilar, concretamente en uno de los tres compartimentos de la cóclea. Contiene cuatro hileras de células ciliadas que sobresalen de su superficie y por encima de ellas está la membrana pectoral, que se mueve en respuesta de las variaciones de presión en unos canales que están llenos de líquido timpánico y vestibular. Tenemos unas dieciséis mil o veinte mil células ciliadas, que se distribuyen a lo largo y ancho de nuestra membrana basilar y que sigue a la espiral de la cóclea. La percepción del volumen está conectada por tanto con este órgano. Estas células ciliadas a las que he hecho referencia hemos de cuidarlas desde que nacemos, pues no se reconstruyen. Cuando un sonido demasiado fuerte llega a nuestro órgano de Corti, entra de forma invasora, llegando incluso a golpear tan fuerte sobre las células ciliadas que poco a poco las erosiona hasta su completa destrucción, lo que produciría una sordera. Esas células ciliadas están repartidas por frecuencias. Por tanto si nuestro bebé está demasiado tiempo expuesto a un sonido fuerte en una misma frecuencia, corremos el riesgo de provocar una sordera parcial. No nos daremos cuenta tan fácilmente ya que el bebé o niño oirá casi todo, pero ese sonido a esa determinada frecuencia no, por lo que inconscientemente hemos limitado la capacidad auditiva de nuestro pequeño. El bebé no sólo oye por el oído, sino que toda la zona de alrededor también es sensible a la escucha, es decir, no por tapar el pabellón dejamos de escuchar. Es cierto que lo protegemos del primer impacto. Pero hemos de ser conscientes de que llevar a nuestros hijos a una mascletá, carpintería metálica, pista de un aeropuerto o un simple taladro mecánico que esté trabajando en una calle, son situaciones en las que debemos tomar la iniciativa de proteger sus oídos.Contenido literario: resulta difícil separar la música de la letra, y mucho más en las nuevas canciones comerciales que buscan un estribillo pegadizo y reiterativo. Aunque creamos que nuestro bebé no entiende las letras y nos parezca hasta divertido verle bailar a un ritmo frenético. Resulta que inconscientemente está absorbiendo toda la parte literaria de esa canción. Y sinceramente ciertos géneros comerciales tienen una gran incitación sexual, para que un niño de esas edades pueda comprender, por lo que no nos quejemos si después nos preguntamos por la carga sexual de nuestro hijo en un futuro. Si sembramos una mala educación musical, recogeremos un comportamiento insalubre en la posteridad. No podemos saltarnos las reglas a la ligera, y aunque ellos no tengan un proceso correlativo, nosotros no debemos saltarnos ningún escalón educativo, ya que sino atentaremos contra alguno de los parámetros de su salud mental y por tanto musical.