28 Oct MÚSICA TRAS EL NACIMIENTO
Posted at 08:42h
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by Helena Colina
Es sabido que el bebé cuando nace, cambia de estado y de medio. Es un cambio verdaderamente brusco para él, porque pasa de una atmósfera tranquila , en la que los sonidos y ruidos se tamizan, a un ambiente vivo en el que se tiene que esforzar constantemente. De ahí que seamos extremadamente sensibles a los sonidos que escucha, entre ellos la música. Ahora esos sonidos ya no están enmascarados ni el oído del bebé tan protegido por el cuerpo de la madre. Nacer es un cambio “terrible” por lo que debemos ser muy sensibles ante su situación. Ellos sólo quieren comer, dormir y que los acaricien. El resto de actividades les crearán cierto estrés de una manera u otra. Nuestro papel como padres consiste en velar para que nuestro bebé, viva ese cambio lo más tranquilamente posible. Y la música que escuche debe ser la correcta, pues no nos vale cualquiera, aunque sea música clásica o llamémosle “culta” para no ubicarla en una época concreta. A través de los diferentes artículos del blog iremos viendo que “toda" la música sirve, sólo es saber elegir el momento y la etapa en la que la persona debe escucharla.
Si no nos ponemos un abrigo para tomar el sol en las playas del Caribe, por mucho que nos apetezca estrenar el abrigo, no usemos tampoco la música por simple apetencia, sino lo que le conviene a nuestro cerebro. Hay mucha música y muy variada. Ahondemos en ella para encontrar la música que le beneficia a nuestro hijo. Y os recuerdo que hay más música que la de Mozart.
En todos los momentos especiales de nuestra vida, planificamos con antelación todo, para que ese momento salga como lo planeado, o casi. Los acontecimientos importantes no los dejamos al azar. Preparamos su canastilla con todos los accesorios necesarios, su ropita e incluso los primeros juguetes. Pero qué hay que preparar sus oiditos. Hagamos una compilación de música suave, relajante y sin apenas carga rítmica, de melodías sencillas y dinámicas suaves ( los matices dinámicos son los referentes a la intensidad de la música; sonidos fuertes, suaves, etc). Podemos crear un ambiente perfecto combinando luz y sonido. Velar de alguna forma para que el recién nacido no sufra por este efecto de ruptura con su mundo anterior.
Cuando el bebé siente el olor de la madre, oye su voz y los latidos de su corazón, que reconoce entre todos los sonidos y además siente su calor en contacto con su piel, el recién nacido siente confianza con su nuevo entorno. Porque no sólo necesita cuidados médicos, sino emocionales.
No siempre los nacimientos se realizan de una forma sencilla. Las complicaciones existen y los problemas de salud de madre e hijo también se dan. Incluso en esos momentos difíciles de separación brusca entre los dos, debemos hacer entender a nuestro pequeñín que estamos ahí, para no romper ese vínculo tan mágico y que el bebé se sienta reconfortado y tranquilo. Pese a la distancia que en ocasiones se dan tras el nacimiento y la gran especialización de los profesionales que los acogen en esos primeros días de vida, debemos crear esa atmósfera de olor, calor, leche, mimos, luz tenue y música adecuada, en la medida de lo posible.