Niños sin rabietas helena colina

NIÑOS SIN RABIETAS

¿Cómo podemos lograr que nuestros hijos valoren el autocontrol, el respeto, la prudencia y la moderación?

Lo primero de todo debemos otorgar una gran importancia a la familia. Crear un vínculo afectivo entre padres e hijos y abuelos con sus nietos. En ocasiones, la figura de los abuelos se transforma en la de los padres ausentes y la culpabilidad que lleva consigo ese hecho hace que seamos demasiado condescendientes con los niños, sin que padres ni abuelos pongan límites.

Debemos enseñar a nuestro hijo a que el abuelo está lleno de sabiduría, del que puede aprender todo aquello que quiera saber y por eso se merece la mayor de las consideraciones y respeto. No es una persona senil, ni molesta. El abuelo por su parte debe considerar a su nieto como una persona en formación, por eso deben ser cariñosos y tolerantes, donde deben adoptar un papel orientativo. En ningún momento deben ser los padres o ejercer como tales. Nunca deberán restar valor a los criterios de sus hijos, respecto a sus nietos. Jamás deberán hablarles mal a sus nietos de sus padres, eso creará en los niños una inseguridad que arrastrarán. Los niños deben notar que su entorno está tranquilo, si ven la mínima grieta, eso les crea debilidades y dudas.

El niño no debe sentir que se le deja con los abuelos porque los padres están ocupados y no pueden hacerse cargo de ellos o no tienen tiempo. Los padres deben inculcar a sus hijos que visitar a los abuelos es una experiencia positiva y con un gran valor de aprendizaje. Los abuelos por su parte no deben entrar en un juego de poderes. La típica frase de ¿a quién quieres más? es dañina y muy perjudicial. Poner a un niño en esa tesitura es maquiavélico. Y les crea mucha inseguridad y desconfianza. Justo todo lo contrario a lo que queremos que aprendan. Esa desconfianza e inseguridad tienen como consecuencias rabietas.

Debemos tener muy claro que los vínculos no se basan en un intercambio de favores. Por eso desde que nace el bebé debemos tener en cuenta que poner límites a esos abuelos manipuladores o absorbentes, ayudará en un futuro a una buena relación con nuestros pequeños. Desde que son bebés, vemos cómo va a ser el trato de los abuelos con ellos. Es ahí donde debemos empezar a poner límites, si vemos algo que agrede a nuestro objetivo.

Los gritos, la falta de respeto con la palabra, los zarandeos o los golpes, harán que nuestro hijo tenga miedo, sea inseguro y llore desconsoladamente provocando las rabietas que detestamos.

Probemos a hablarles con cariño, a poner límites antes de que algo ocurra, con cariño. Y si hace algo reprobable, una mirada o un gesto de desagrado debería bastar, porque previamente se le a inculcado el respeto a los mayores.

Debemos enseñarles que una mala acción de ellos, no implica el castigo sin más, ya que eso les enfadará más. Sino debemos enseñarle que toda mal acción tiene una consecuencia mala y por tanto deberemos enseñarle a empatizar con esa acción. No es lo mismo decirle, has roto el violín, que decirle has hecho daño a tu violín, ahora no sé si querrá jugar y tocar contigo. Si a ti te hubiesen hecho esto, ¿Cómo te sentirías?

Ayudarle a que se ponga en el lugar de las consecuencias de sus acciones, le ayudará a pensar y valorar. El castigo no aporta más que un enfado y quizá con el tiempo aprenda a vengarse.

Darles cariño, abrazarlos mucho. Que sientan mucha ternura y amor, bastará para que se den cuenta de que cuando le reprobamos algo con la mirada, pueden perder ese rato de estar en brazos de mamá o papá. Debemos hablarles mucho y con normalidad, aunque pensemos que no nos entienden. Hablar a los niños es hacerlos sentir cercanos a nosotros, que están en nuestro mismo espacio  y que valoramos su presencia. Dejemos a un lado el móvil cuando estemos con nuestros pequeños y contémosles historias, anécdotas. Que conozcan la familia, eso hará que la comprenda y la valore. Trabajar el apego familiar en la medida que cada uno pueda por su situación, es la mejor forma de crear niños seguros y con un mapa cerebral saludable.



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