He trabajado con niños con TDA o TDA-H, con Ásperger y Síndrome Down. He trabajado con niños de todas clases sociales. Y a todos les he enseñado con la misma pasión y cariño. Recuerdo un padre que un día vino triste a clase, trajo a su hija y me dijo que esta era su última clase. Yo me entristecí, pues pensé que después de tanto años, dejarlo así sin más, me daba mucha pena. Habíamos invertido mucho en la pequeña. Le pregunté la causa y con los ojos llorosos y muy triste me dijo que la crisis les había atacado muy duramente y que tenían dos hijos más que sacar adelante. Sonreí y le dije que no se preocupase, que no me pagase, sólo quería que su hija estudiase en casa y que me siguiera dando la oportunidad de enseñarla. Hoy esa pequeña se ha convertido en una preciosa adolescente y sigue estudiando conmigo. Ese caso fue el primero, luego vinieron más. Tantos como podía hacerme cargo sin que afectase demasiado a mi economía. aunque siempre he antepuesto mis valores a el dinero. Este hecho fue el que me impulsó a querer hacer una fundación, donde todos tuviesen cabida.